27 marzo 2014

Se terminó el veranito

Ha caído la noche y Papa de Milton pone el CD de Amaral y cantamos todos en el Torino: "No quedan días de verano / para pedirte perdooon ".

Llegamos a la cancha de Shopping Club y hay alegría y mucha gente del albo. Pero Tío Pumba nos cuenta enseguida que su idea es que casi seguro perdemos, porque siempre nos va mal cuando jugamos de noche. Salvo que Belgrano se achanche y arranquemos nosotros muy enchufados, dice.

Pero eso no ocurre. Jugamos muy impreciso atrás y nunca terminábamos de sacarla. Belgrano tuvo corners y centros en escala mayorista que habia comprado en Diarco hasta que nos hicieron un doble cabeza que cerró Ibanbargoitía (bien habilitado, Verón tenía razón) para -por primera vez en el campeonato- arrancar perdiendo un partido.

Ese fue el momento en que Belgrano dominó, y nos hizo un gol. Después nos metió otro (gentileza de Del Río) sin necesidad de dominar mucho, y medio que ahí se nos cerró el partido. Ambas cosas pueden pasar. No nos pelotearon, igual. Nada que nos inquiete pensando a futuro.

Pero, ojo. Quedamos golpeados por otra razón: en el medio de eso hubo algo que fue un partido y que es un problema a ver: no llegamos a armar juego en ningún momento. Estuvimos a veces más tirados atrás y otras nos paramos más adelante pero la primera chance de gol (la del pelota en el palo) la generamos a los 40 del segundo tiempo. Eso sí es un problema del que preocuparse. Y tampoco fue porque Shopping Club estuviera jugando superbien, de hecho lo hicieron muy tranquilos y sin romperse mucho, y con eso les alcanzó. 

Claro que no fue una buena noche para nadie de los nuestros pero no podemos depender de eso nomás. Capaz el momento específico que hay que trabajar es el cambio de ritmo, que no quiere decir tirar un bochazo arriba a dividir. A veces el cambio de ritmo es tirar el pase más fácil al compañero más cercano y correr para desmarcarse. Y paciencia, salvo que el rival sea un despelote los espacios no surgen solos, hay que buscarlos.

Antes de irnos Uhaldegaray se hizo el lindo con una gambeta de circo y nos metió un gol mas. Tres a nada perdimos, entonces. Perder con Belgrano era calculable, así que hay que dejar el drama pero no olvidarse que no jugamos bien y que hay que mejorar mucho. Por un lado se terminó la buena rachita que habíamos pegado. A ellos también les va a pasar. La solución no es lamentarlo, sino empezar otra.

La voz de Tío Pumba vira al agudo chillón cuando dice "Si pienso en ti siento que esta vida no es juuusta". Como en la canción, no quedan días de verano.

Nos vemos el oootro domingo en el Mateo donde esto sigue. Partido clave: Mac Donalds.

Diez días para laburarlo.

Comenzando ya.

Abrazos y suerte para todos.

19 marzo 2014

Dos de seis

Apuntes de la libreta de Milton, antes del receso de la fecha libre.


  • Victoria utilitaria. Y muy valiosa, porque perder puntos en estos partidos es lo que más duele.
  • Les metimos un gol a los cinco minutos y después se jugó como si fuera un entrenamiento con público. Esto también es una virtud, no enredarse y autocomplicar partidos que parecen resueltos.
  • Pero en los entrenamientos hay mas goles, que acá nos perdimos. 
  • Tal vez sea mejor perderse goles en un partido que terminás ganando.
  • MUY BIEN Sandoval, mas allá de los goles.
  • La incorporación de Claudio Ortiz da jerarquía mucho más allá de lo que pueda hacer individualmente (por gambeta y pegada) porque amplía la frontera de posiblidades del resto del ataque (por panorama, pases y arrastre de marcas). Para sacarle jugo hay que armar el equipo pensando en esto último y no en darle la pelota y que frote la lámpara.
  • El pibe Miguel Giuliani hizo su primer partido en este campeonato.


Es polémica la teoría de los seis triunfos de Tío Pumba, de que con eso y dos o tres empates podemos ser campeones. Se verá. Lo cierto es que si se ganan o empatan entre sí, y si para campeón alcanza poco más de 20 puntos podemos estar en carrera con esos números. Los tres partidos que siguen son clave.

Próxima parada: Belgrano. Juego ganable. No sabemos si ese partido se va a jugar un miércoles o un domingo. En cualquier caso, ahí nos vemos.

10 marzo 2014

No fue de casualidad

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Primer viaje largo en el Torino Azul, que responde como en sus mejores tiempos, volvemos a la cancha de Macachín, con ideas todavía divididas sobre "para qué está" el albo en el campeonato.

Está para que cambiemos de idea seguido parece. A los doce arrancamos con una peinadita de Walter Nicolier que deja colgado al arquero de Macachín y estamos un gol arriba sin haber pateado al arco. Pero un minuto después, Macachín nos hace flamear por los costados y nos empata. Se ve que nada va a ser tan fácil.

Y con ese gol Macachín entró en zona luminosa y el albo en zona oscura. Sin juego de contención y con Sandoval muy poco acompañado, nuestro equipo no hacía pié en ninguna línea y Anguil tuvo dos chances que no y una que al final sí entró. Y después tuvo más. Con la salida de Klundt y la entrada de Sofovich hicimos ajustes varios pero Chapulín López y López Andulcín estaban siempre con línea de pase y panorama.

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Cuando llega el entretiempo, nos cruzamos a la virgen que está enfrente a la cancha y charlamos sobre lo que vimos. "Los goles que no se hacen en el arco de enfrente se pagan en el propio", dirá abuelo de Milton. Tío Pumba comenta que si no nos fuimos perdiendo por más de uno ha sido un negocio y no tenemos que desaprovecharlo.

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Y el albo vuelve a tener una al principio del segundo tiempo: pelota revoleada a una esquina, entre Barzola y Nicollier se las arreglan para convertir eso en un ataque y la pelota le queda a Sandoval que cierra los ojos y le pega como viene para clavar un empate que deja muda a todas las bandejas de la Bombonerita Roja. Y estamos como al principio. "Ven, alguna tenía que entrar de tantas que generamos", dice Papá de Milton.

El albo va a seguir jugando con espaldas mojadas y muchas prisas. La idea de la defensa es no dejar patear al arco y no dejar que entren sueltos por el medio. Raspar y revolear. Eso genera que el rojo tenga mucho juego externo y causa una pila de tiros libres oblicuos que van a caer en la medialuna del área. Con el tiempo los dos equipos se cansan y la presión de Macachín cede en parte, pero también se hacen más largos los tiempos de reacción de nuestra defensa y lo que antes eran anticipos precisos ahora son foules o quites pifiados que generan segundas jugadas. Pero todos están atentos a estas segundas jugadas y muchas veces aparece una rueda de auxilio; así, Santa Rosa mantiene el orden dentro del barullo y cada tanto toma aire con alguna contra.

Más o menos desde los treinta eso quedó así, en situación "terminalo Macchi". Y después de hacerse rogar un rato, Macchi lo terminó.

Quedó claro que Macachín estuvo mucho más cerca de ganarlo, porque generó cerca de 8 o 9 situaciones y nosotros generamos 3. Pero tampoco fue azar o -del todo- suerte nuestra. El albo quedó muchas veces expuesto al juego rival por no poder recuperar la pelota, pero al menos se ocupó de no facilitarle las cosas al rival, de ensuciar la jugada, de cerrar los espacios, y de no cometer errores tácticos. Como siempre, poder terminar los partidos con once ayuda y mucho.

No fue de casualidad, o sea. Macachín no fue mejor, pero Santa Rosa hizo algún mérito más allá de la suerte: no hubo salvadas heroicas sobre la línea ni se perdieron goles hechos. No fue de casualidad. Es tal vez la semillita de lo que necesita tener un equipo campeón: ser capaz de no jugar bien sin perder.

Al final, un punto es mejor que cero y sirve porque Macachín se quedó lamentando dos que podrían ser suyos. Siempre pensamos en esos seis triunfos, pero como vino la cosa no estuvo mal el empate. Va a haber que mejorar, vamos a ver cuando, cómo y donde entra Ortiz, esto es largo y hay que ir a de a un paso por vez. La próxima también es muy importante: Guardia en el Mateo, partido que se debe ga nar.

Abrazos,


04 marzo 2014

Uno de seis


El Domingo pasado luego del partido contra Castex papá de Milton se va de la cancha en modo Tano Pasman, pensando: "Nos vamos a la be". No obstante ello, Tío Pumba tiene un plan, que explica mostrando anotaciones en su libretita cuando nos subimos al Torino Azul.

"La idea es simple", dice. "Tenemos que ganar seis partidos, no es fácil, pero es algo perfectamente posible con un poco de voluntad, orden y un chiquito de orto. Con seis partidos ganados más algún empate roñoso que rasquemos estamos en 20 puntos. El torneo es a una rueda, así que con 20 puntos podemos salir campeones, y si salimos campeones todos se caen de culo".

Tío Pumba incluso ha identificado cuáles son los equipos a los que le vamos a ganar, y los resultado de todos los demás entre sí. Notamos con sorpresa que Tío Pumba ha anotado que Winifreda la ganaría a Belgrano y que Doblas le ganaría a All Boys, lo cual no parece que fuera muy posible.

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El albo entra nuevamente con el aú aú aú de la película 300 que nos conmueve. Las tradiciones siempre quedan aunque cambien tantas cosas. Y entonces salimos otra vez a la aventura, a ver qué pasa.

Pese a que sus ideas son distintas Papá de Milton y Tío Pumba están de acuerdo en que empatar este partido es inaceptable. No porque Sarmiento sea un mal equipo, pero es de los puntos que tenemos que ganar de local. Así que este es un partido cla-ve. Con Belgrano o All Boys de visitante podés hacer otras cosas, incluso tirarte atrás, pero esto es decisivo y hay que ganar sí o si.

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El partido empieza con un albo bien ordenado, atento, alineado y tranquilo. Parece que muchos nervios se quemaron en el partido con Castex, y por un rato se juega a ritmo de entrenamiento. El equipo entra en ritmo de ataque cuando la pelota le llega a Barzola o a Nicollier, pero hay algo parecido a un circuito de juego que no los deja expuestos a la gambetita mágica porque hay movimiento alrededor suyo. El primer tiempo se ve con algún dominio nuestro y un par de veces en que con enganches y pases entre líneas llegamos a zona de área con pelota pisada; una de ellas pudo haber sido gol. Pero no fue.

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El segundo tiempo empezó con buen pie. Angel González se desprendió por derecha y tiró un zapallazo de tres dedos y medio. El arquero de Sarmiento dudó un poco y dejó la pelota picando, y Walter Nicollier pegó un saltito y la hizo entrar. El gol no parece gran cosa pero es importantísimo y no era fácil hacerlo: había que estar ahí, había que desmarcarse, había que decidir rápido hacer exactamente eso.

Fue un gran alivio y además fue merecido. "Ahora sí, empieza esto", piensa Milton, que piensa que los campeonatos empiezan cuando hacemos el primer gol o cuando lo recibimos. El equipo siguió bien parado y Sarmientono tenía muchas ideas. Le quedaba un poco de ganas, pero hacía calor, y les faltaba un poco de nafta. Nosotros también quedabamos un poco pinchados y nos fuimos metiendo atrás. Lo más cerca de la incomodidad que estuvo el albo que un par de tiros libres en los que probaron al arco, producto de foules que no fueron. Y un par de corners boludos. Y nada más.

Ahora, hay que decir que cualquiera te puede ganar un partido, y por eso era bueno cerrarlo. Hicimos cambios para meter gente con aire y más o menos funcionaron. Sandoval tuvo dos contraataques: en uno guapeó y se llevó la pelota y cuando le quedó larga pisó mal y se cayó. En el otro terminó una jugada exquisita, que arranca con Abrigo pasando por atrás de la jugada para tocar y llevarse una marca, tres pases a un toque y definición justa, golazo barcelonseco y colectivo.

Así que nomás, mirá vos, ganamos y estamos en el puesto uno de la tabla. El equipo estuvo bien parado, armadito en todas las líneas, pero esto es largo.

Por ahora, como dice Tío Pumba, llevamos uno de seis.

La semana que viene, en Macachín, blanco contra rojo, vamos por el dos.

Abrazos !

- Milton