24 abril 2011

Capítulo 5: "Deuteronomio"

Enraizado de lleno en la historia natural de la salvación, el Deuteronomio relata los avatares del pueblo como un poderoso esfuerzo para salvar el patrimonio espiritual ahora en peligro.


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Finalmente, en el quinto partido, aparece Toto. A los 28 años, debuta en primera en el Mateo Calderón. Verlo es ver a un jugador distinto: como para una pelota que viene envenenada con hombro-pecho-muslo, como se le filtra desde atrás a un rival que va cerrando, confundiéndolo con técnicas ninja, como pone el empeine para que la pelota salga haciendo patito y le vuelva al pie un par de metros después. Mas allá de estas pavadas, juegos artificiales de malabarista, hay otra dimensión de Toto, que no es técnica sino heroica. Lo verán en el primer gol, una pequeña maravilla donde saca petróleo del pasto: la pelota va flotando alrededor suyo mientras el defensor no puede hacer ni mano, ni foul ni cerrarle la línea de pase, y le pega después justo cuando el arquero está dando el paso adelante, y al mismo tiempo desde la popular parece que todo fuera facilísimo de hacer. Pero lo importante, después de esa jugada, Cornejo festeja el gol que ha hecho. Es un uno a cero a los 13 minutos frente a Che Guevara. Parece poco; otro lo hubiera canchereado, armado esos festejos de coreografía de acto de la primaria. En ese festejo vemos el alma de un pibe que se fue a los doce años de su casa a jugar al fútbol allá, y que mil veces ha pensado: estoy solo, estoy triste, cómo me gustaría jugar en Atlético Santa Rosa. Y ahora está acá.- 






Ah, hubo un partido, con un golazo de Baldissoni que parecía liquidarlo (zapatazo desde afuera del área, con defensas y arquero a contrapié en la salida, pega arriba y al costado de la red del arco de la Civit). El partido se nos autocomplicó con mano de González que fue también su segunda amarilla y expulsión. Lo patearon dos veces y lo metieron las dos, pero valió un solo gol. Quedando a tiro Che Guevara empezó a jugar con más ánimo, y Santa Rosa ya sin Toto (cambiado por ampollas y murras varias) se quedó con nueve, por una protesta -justa- de Chano Domínguez que encontro a Macchi muy quisquilloso -ya para esto nos había pintado de amarillo medio equipo. 


Faltaban quince minutos para el final y las cosas ya se habían puesto feas de verdad. Guevara terminó jugando con el arquero de líbero, muy pintoresco y peligroso para los dos lados. Se lo aguantó con aplomo y serenidad pero algo falló al final, un zapallazo que deja a todo el mundo mal parado y obliga a que Mariano Pascua salga con la mano fuera del área. Valiente decisión, que evitó un gol seguro. No correspondía último recurso porque el delantero no había dominado la pelota. Tiro libre feísimo, Guevara decidió jugarla rápida y la sacaron enseguida al área, pero se apuraron demasiado y la terminaron rifando arriba. Mejor por dos razones, primero porque así ganamos, segundo porque nos iba a dar un ataque cardíaco si se tomaban todo el tiempo del mundo para patear el tiro libre. Y eso fue todo, sufriendo al cuete, pero ganamos.


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Al final del Domingo, los resultados nos iban a quedar bien. Perdió All Boys con Doblas (1 a 0), empataron Belgrano y Macachín (0-0), y Anguilense le ganó a Campos 2 a 1. La tabla queda: 1) Macachín, 10 puntos; 2) All Boys, Santa Rosa, Belgrano, y Campos de Acha, 8; 5) Anguilense, 7; 6) Che Guevara, 6; 8) Independiente de Doblas, 5; 9) Villa Germinal, 2.  


Santa Rosa 2 - Che Guevara 1.  86 hinchas de Che Guevara, 162 hinchas de Santa Rosa y algunos otros infiltrados. 22 grados en el Mateo Calderón, donde Che Guevara era local -y por eso salimos antes, no nos hicieron esperar los embolantes 15 minutos-. La reserva volvió al triunfo, 5-3. No estuvieron los históricos árboles de la calle Ameghino, que fueron cortados para siempre. Milton y familia, que estuvieron tanto tiempo bajo su sombra, no están de acuerdo. 


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18 abril 2011

Capítulo 4: "Números"

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Todo el segundo tiempo fue el velorio de ese empate que nos quedó atragantado. El albo nunca recobró fluidez en el juego y se avanzaba a tirones. Falta gente que se muestre con opción de pase clara al compañero que ha ganado la pelota. Y se necesita también vocación de tirar la pelota al claro, de cruzarla y no buscar siempre el pase más cómodo. Alguna vez se acertará con el tiro justo y tendremos una chance.

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Hay que decir que había mucho viento de costado y eso hace que sea imposible usar toda la cancha (si la cruzás al otro lado, tarda en llegar). Encima el viento era en ráfgas, fuertísimo por un rato, calmo al sigiuente. Total que sólo se terminaba usando el costado de la José Luro. Pero la rayas no se corren, estan pintadas. Un partido raro, que se jugó en una cancha de 93 de largo por 30 de ancho, con muchísima gente junta y poquito espacio. La única alternativa para jugar contra el viento es jugar bien por abajo, triangulando.
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Se jugó bien un solo momento, chiquito, el momento antes del primer gol, con triangulaciones entre Gaby, Sabino y Abrigo. Al principio fue entre ellos, después empezaron a cruzarla. De ese lado vino el pase para Baldissoni que inventó de la nada el golazo, una pelota que vuela a media altura y va raspando el costado de la red cuando entra, inatajable para el Mono, que raro que sea arquero de los otros. Un ratito después, el propio Gaby queda casi mano a mano pero lo traban. Lo que pudo ser un dos a cero se transformó en un contraataque del cual vino el foul que provocó el centro que ustedes ya saben: la pelota cae en el área, la bajan y Wagner la mete.

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En la primera mitad del segundo tiempo faltan ideas, en la segunda faltarán piernas. Y los últimos quince minutos del partido fueron de lo más fiero que hayamos visto en mucho tiempo. La secuencia era que la pelota volaba por encima de la cancha y al primero que la recibía le cobraban foul al tratar de pararla. Entonces: tiro libre, pelota que vuela, foul otra vez. Tío Pumba conjetura que Paulo Arias estaba cansado y tenía tendencia a ver foules cada vez que la pelota se le iba lejos de donde estaba parado. Pero la verdad es que muchos eran foules de verdad. El partido al final se hizo inmirable.
  
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Segunda presentación en el Mateo, segunda decepción. Después del gran partido contra Belgrano, el equipo retrocede y no jugó mucho mejor que el horrible partido que hizo con Campos en la segunda fecha. Para llevar gente a la cancha hay que entusiasmarla, y no lo estamos logrando.

El próximo par de partidos pinta como límite: hay que ganar sí o sí. Después de jugar con Che Guevara y Anguilense, tenemos que llegar a 11 puntos para seguir en la conversación. También necesitamos que esos partido se ganen bien, y no sufriendo.

Tenemos que recuperar la memoria de meter un gol y seguir yendo para cerrar los partidos, como hicimos en Villa Alonso el otro día, como hicimos el 5 de septiembre de 2010.


Abrazos.

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Se jugó en el Estadio Mateo Calderón, impecable. Había 103 hinchas de Macachín y 143 hinchas de Santa Rosa. La temperatura era de 18 grados, con frío por el viento. Encima la reserva perdió su tercer partido de cuatro. Milton cree que si siguen sus consejos van a salir de esta racha -no están acostumbrados a perder- pero tienen que seguir sus consejos y además creer en sí mismos.

11 abril 2011

Capítulo 3: "Levítico"

El libro ordena preferir los sacrificios al modo antiguo, esto es, ofreciendo en holocausto ciertos animales, aceptando la oferta vegetal sólo como segunda opción.

Toda la primera parte del Levítico consiste en disposiciones técnicas acerca de estos sacrificios (Lev., caps. 1-7). En consonancia con el Levítico, Tío Pumba promete sacrificar un lechón si ganamos, cosa que ha cumplido al momento en que escribimos esto, asándolo técnicamente.

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Tremendo partido. En La Arena dicen que no, pero estuvo bueno. Comienzo electrizante con una pelota larga en la que tiran el offside a destiempo y Baldissoni queda solo frente a Oliván. Deja que pique, mira el palo que está a su derecha, el de más lejos, y la pelota va ahí.

Motivado, el albo sigue jugando bien, pero nos la hacen caber por arriba antes del cuarto de hora, un centro que bajan al medio. Ey, esas pelotas deberíamos despejarlas, dice Papá de Milton. Milton piensa que en el área todo sucede muy rápido y que no es tan fácil. Pero el que tiene experiencia jugando de defensor es Papá de Milton, no Milton.

A la media hora de juego hacemos un panorama de lo que vemos en la cancha. Estamos jugando MUCHO mejor que el patético partido de Acha. Una razón posible: todo cambia con Gaby Sayago en cancha, el dibujo de gente en el campo está mucho más equilibrado.

Poco a poco el albo empuja para nuestro lado, el del Vivero Petruzzi. Faltando un minuto, hay un centro que coloca en modo riquelmiano Sabino Agüero, la comba es justa y cuando pega la curva está ahí, antes de las manos de Oliván, la cabeza de Lucas Francia para meter el segundo.

El resultado refleja lo que pasó en la cancha, decimos. También Belgrano jugó mal, pero no va a jugar mal dos tiempos seguidos. Si queremos ganar tenemos que hacer un gol más, si no, muy difícil. Ahí caemos en la cuenta: loco, hay que ganar o ganar, no podemos entrar en la quinta fecha con dos puntos. El equipo entiende bien eso y sigue yendo. Hay idas y vueltas pero el albo gana una ventaja interesante cuando nos quedamos con un jugador mas, aunque eso se va a pagar caro en otro sentido, porque el juez iba a intentar compensar de ahí hasta el final cobrandonos todas las boludeces habidas y por haber.

No la expulsión por cierto, que guardaremos en nuestra retina. Assel iba tomando carrera y la espantosa cancha le corrió la pelota de lugar. Entonces, qué hago, se dijo, no voy a desperdiciar todo el laburo que me costó llegar hasta acá -era el medio de la cancha- y llevar para atrás la pierna. Ahí enfrente hay un rival, aprovecho y le pego una murra. El resultado, conmovedor, es parecido a la patada de Berti a Cabañas en el Rivar Boca de la bombonera del 92, dice abuelo de Milton. Tal vez mejor aún, porque la patada fue de frente y no de atrás. En realidad no fue taaan fuerte, pero era re expulsable y era de esas cosas que no se podían ni protestar. Digamos de paso ya que estamos que Assel jugó bien.

Diez contra diez, entonces. Y el partido parece cerrarse cuando Baldissoni anticipa de espaldas al arco, deja que pique, da media vuelta, mira el palo que está a su derecha, el de más lejos, y la pelota va ahí, clank y adentro.

A dos goles y quince minutos de distancia de la impostergable victoria, el albo se va acomodando y empieza a abrir sus líneas. Eso genera espacio para que la gente de Belgrano avance y se acuerde de jugar un poco. Devolvemos los golpes en contraataques pero ellos están yendo bastante. De moño nos quedan los huevos cuando vemos el tiro libre y Cachete que se acerca. Le va a pegar despacio y al ángulo, piensa Milton. Y va y le pega despacio y al ángulo. Lástima, si Pascua se hubiera parado en el medio, llegaba, pero regaló mucho el palo, piensa Milton, que tampoco fue arquero. Papá de Milton y Tío Pumba están de acuerdo que era poco atajable ese tiro.

El asunto es que nos quedó seca la boca. Adrenalina y confusión por un momento, tuvimos para un 4 a 2 pero también para un 3 a 3. El árbitro no se dignó a decir cuanto adicionaba, así que era todo a pulso nomás. La tercera vez que la pelota pasó la mitad de la cancha, canceló el tiempo y pitó tres veces (cosa que le gustó bastante, lo hizo varias veces) pero esta vez señalando el medio de la cancha, y a otra cosa mariposa.

GRAN partido del albo teniendo en cuenta diferencial de rendimiento entre los dos anteriores. Si jugamos así estamos con margen para estar entre los cuatro. Premio Chamigo para Baldissoni, por supuesto, pero bien todo el equipo.

La semana que viene sigue la aventura.

Abrazos.

Belgrano 2 - Santa Rosa 3. 180 hinchas de Belgrano, 126 hinchas de Santa Rosa. La temperatura osciló entre 22 y 27 grados. En el sector de la 14 había efectivamente 14. La cancha propiamente dicha parece Japón después del terremoto, el tsunami y el apocalipsis nuclear: la pelota pica mal SIEMPRE.



La jugada destacada de la fecha. Fabricio Koller le alcanza el teléfono a Corcuera. El Richard atiende primero el celular y después al rival, César Gonzalez lo amonesta. Una postal de la Liga Cultural Alemana.